Se reúne para comer en un
restaurante junto a la playa Cortadura con el periodista Óscar Lobato, a quien
define como a una persona simpática y habladora.
Después de una copas de
vino, Lobato comenzó a platicar de Teresa Mendoza sin que se lo pidiera; una
mujer medio guapita, muy morena y de ojazos grandes, que tenía clase y no se
juntaba con otras mujeres. Le platico lo que él veía en ella y lo que sucedía
cuando la conoció, también describiendo la manera en que Teresa se mostraba
ante su pareja, el gallego, con quien no se mostraba tan enamorada.
Durante la platica, también
comentó que el gallego siempre cuestionaba a teresa y le encantaba hacerla
enojar, hasta que un día la mexicana no cayó más y le contó del güero Dávila, a
quien amo por vez primera, y, seguido de eso, le confeso que únicamente estaba
a lado de él porque no tenía mejor sitio a donde ir y que la vida no empezaba
con él y su
pinche verga.
Teresa no paraba de hacer
comparaciones entre el Güero y el Gallego, incluso estaba segura de que pudo
llegar a amar al segundo, pero llegó en el momento equivocado.
Lobato le presentó al autor al piloto de
Santiago y éste le cuestiono al respecto, saliendo al tema las travesías que
figuraban en aquel tiempo para la realización de los bisnes – Y resulta tan peligroso para ellos, como para nosotros …
Así era entonces, y sigue igual –.
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