jueves, 10 de diciembre de 2015

CAPÍTULO. 2. DICEN QUE LO VÍO LA LEY PERO QUE SINTIERON FEO

En este capítulo, el periodista, comienza su investigación en Culiacano, Sinaloa. Entrevista a las primeras personas; Julio Bernal, Director Cultural del Municipio, y el escritor Elmer Mendoza; que le darían una vaga  referencia en los inicios de Teresa Mendoza, cuando ella no era nadie. 
Todo empezó con el “Güero Dávila”, un narco famoso, y otros personajes que de una u otra forma movieron los hilos en esta historia.
Julio Bernal que tenía una amiga que tenía un sobrino relacionado con los negocios de Cesar Batman Güemes; quien mato al Güero Dávila; lo invito a una fiesta y ahí convivio con el César Güemes.
En dicha fiesta el Güemes le conto quien era el “Güero Dávila”. Teresa Mendoza era una de tantas; jovencita, callada, la chava del narco. Solo eso.
El “Güero” era un narco cumplido, apuesto, simpático. Generoso con los amigos. Era el amigo del “Güemes”. El Güero empezó de joven, llevando hierba oculta en las cajuelas de los carros a la Unión Americana. Tiempo después se empeñó en volar y se pagó sus calces de aviación civil.   
Como piloto era bueno, el mejor, de los que  no tienen comparación. Adecuado para aterrizajes clandestinos en pequeñas pistas ocultas entre la sierra o para vuelos de baja altura. Fue llamado “El Rey de La Pista Corta”. El Güemes y el Güero eran socios.
Empezaron rumores de que el Güero trufaba mercancía suya entre la ajena, aprovechando los viajes para negocios propios.

Así que alguien le puso un cuatro. Se lo tendieron en la misma pista de aterrizaje. Cuando se vive torcido, no hay otra que trabajar derecho. Al momento de llegar a la pista no observo nada raro, así que, decidió aterrizar. Mientras aterrizaba alcanzo a ver una troca y muchos hombres; así que empozo a subir de nuevo. Todos los hombres en tierra le dispararon y hasta que se fue a estrella a cosa de  cien pasos.
Teresa, asustada, llamo a don Epifanio Vargas, que era, por así decirlo, un narco retirado; que había sabido cómo salirse de esos negocios y que ahora tenía los suyos, legales e ilegales.
Epifanio era amigo del Güero y él fue como su mentor. El Güero le tenía absoluta confianza. Así que Teresa también.
Don Epifanio accedió por teléfono a la cita. En la capillada de Malverde. Esa, Teresa, guardaba para él aquella agenda del Güero.
Al llegar don Epifanio a la capilla le explico que habían encontrado el cuerpo del primo del Güero y a toda su familia muerta. Que buscaban  algo. Teresa saco la agenda y se la entrego.
Don Epifanio le pregunta  at Teresa que si había leído algo de lo que ahí estaba escrito. Temblorosa le dice que no.
Don Epifanio se da la vuelta y camina hacia su troca. Teresa le pide ayuda. A lo que Epifanio le dice que no o puede hacer. . Que no se puede ver implicado en esos asuntos.
Terrea le pide que hable con ellos y que le diga que ella no sabe nada. A lo que Epifanio e niega.
Don Epifanio solo le puede recomendar que  se esconda, que  se vaya   del país  por un tiempo. Que se esconda bien.
La hembra de una narco. Una chava como tantas, callada, ni demasiado bonita ni demasiado fea. Es así como empieza la historia de La Reina del Sur.

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