jueves, 10 de diciembre de 2015

CAPÍTULO 4. VÁMONOS DONDE NADIE NOS JUZGUE

Este capítulo nos habla del musulmán Dris Larbi que era un hombre tranquilo, atento al negocio, no le gustaba meterse en la vida privada de sus chicas. Había cruzado la frontera a los 10 años con una caja de limpiabotas bajo el brazo y menos papeles de un conejo de monte, poseía de DNI  español, votaba en las elecciones y mataba a su cordero el día de Aid el Adha y pagaba impuestos sobre los beneficios declarados en sus negocios oficiales, tenía tres clubs de alterne que facilitaban el tráfico de migrantes él lo  llamaba (tránsito privado), donde llevaba 30 personas por el viaje con desembarcos clandestinos en las playas Andaluza, mediante barcos pesqueros, lanchas que salían de la costa marroquí, había recogido a Teresa con un par de coches y cuatro europeas para llevarla al otro lado de la frontera. Teresa la mejicanita que había llamado su atención por la forma en que se desenvolvía, veces la seguía, en una ocasión ella estaba con Santiago Fisterra apodado “El gallego” y decidió advertirle sobre que, era de los que no se quedaba o son  los que matan, pero ella sabía mucho más que él en esa cuestión. Y tanto lo sabía que tenía  una foto en la cartera de ella y el güero Dávila,  dónde le hacía recordar aquellos buenos momentos.

 Santiago Fisterra “El gallego” le comento a Teresa que se iba a ir de viaje por una semana por trabajo.  Santiago O Grove un gallego, proveniente de un pueblo de pescadores de la Ría Arosa, tenía 32 años de edad, trabajo para los amos da fume los capos de las redes contrabandistas que operaban en los Ríos Gallegos: Charlines, sito,  Minaco y hermanos Pernas, el informe de aduanas lo situaba en Villagarcía como patrón de una lancha planeadora del clan de los  Pedro Quiñones conocida familia de contrabandistas de tabaco. Su trabajo era  pilotear lanchas rápidas que alijaban la trasportación de tabaco y drogas.
 Un día mientras era perseguido Fisterra y su copiloto Lalo Veiga encendieron una luz para deslumbrar a los perseguidores y los aduaneros chocaron contra una batea, hubo como resultado  un muerto,  se rumoraba que Dris Larbi lo había delatado, para alejarlo de Teresa, pero no se comprobó su intervención.


Cuando Santiago regreso  un mes después, de su viaje Teresa se alegró  ya que no esperaba volver a verlo, le dijo que habían trincado a Lalo Veiga en una de sus  redadas, mientras eran perseguidos, Veiga cayó al agua y lo mataron, esa noche Santiago tuvo pesadillas y poco a poco le fue narrando a Teresa lo sucedido. Teresa desconcertada se miró en el espejo buscó la foto con el güero Dávila, la partió a la mitad guardo sólo la parte donde estaba ella y quemo la otra mitad.


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